
Cuando sonreia, las pecas en su pomulo se le ponian rojas y se le mezclaba con el claro agua de los ojos.
No usaba casi nada de maquillaje; en los cafes era ella quien pedia y no quien pagaba. Tenia su caracter.
Pelo suelto y oscuro. Musculosa que hacia juego con sus ojos y pantalon blanco.
Desconosco nombre, profesion y signo. Pero me alcanzo con estar a dos mesas para que el olor que desprendia su piel me endulsara mi nariz de elefante. No miento era tan dulce pero tan dulce que por un momento pense que me habian servido el cafe dentro de una azucarera.
Obviamente no me atrevi hablarle, una mole de musculos incremento al doble de lo comun mi cobardia.
Me fui del cafe, mucho antes que ella. Camine durante horas por calle Corrientes bajo el rayo del sol,, pero me lleve su olor puesto y el recuerdo de su sonriza, que me elava el cerebro.