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Derechos Reservados, autor: Martin Schirripa.

viernes, 4 de julio de 2008

Relato: La Otra Vida




Recién habían llegado, todo era ajeno y tentador. Lo apacigüe de las calles de tierra, la sencillez de la casita de madera a dos aguas, el murmullo de las hojas de los altos árboles, el círculo de flores violetas en medio del jardín, su aroma silvestre, la ausencia de cortinas en los grandes recortes de vidrio del frente, la eternidad del farolito antiguo en la entrada, la agradable soledad del pueblo perdido en el mundo luego de la temporada turística
Todo era ajeno y tentador, quizás no tan tentador si no fuese ajeno.

Ella se descalzó, camino por el césped en la oscuridad, el pasto mal cuidado le hizo cosquillas en las plantas de sus pies, el jardín le recordó su casa de Temperley, su infancia, y los recuerdos olvidados se deslizaron desde las sombras verdes arrulladas por la suave brisa.
La noche era azul, la luna era tan grande que podía respirarse en el aire la luminosidad que la envolvía. Ella prendió un cigarrillo, se sintió pequeña, apunto con el mentón al cielo y largo el humo por su boca, no dejó de mirar, le costó entender que no tenía que imaginar a través de los antifaces de cemento; que aquel rostro azulado e interminable se ofrecía, sin condiciones, tan sólo para ella, y no dejo de mirar, le fue imposible.

Detrás de la tranquera, una cadena de álamos cubría todo el lateral de la casa, apenas se podía ver entre ellos y a casi nadie le importaba lo que se podía ver, lo vecino era cordial pero en lontananza y las puertas dormían abiertas con los perros de la calle cuidando de ellas.

Sus muslos le pesaron, se sentó en el pasto, su cabeza le peso, se acostó de lado con las piernas recogidas; luego giro boca arriba, estiro las piernas, abrió los brazo y se dejo perder en el vuelo misterioso y bamboleante de una mariposa albina. Era muy pequeña, de alitas blancas e hilos negros como venas; parecía un trozo de papel desdoblado en el aire, buscando en su girar atolondrado por alguien que le devolviera la posibilidad del día de mañana, la posibilidad de lo imposible. Pero a diferencia de ella, la mariposa no sabía de nostalgias.

De repente en lo sombrío, llegó una camioneta, el ruido del caño de escape la hizo levantarse de un solo movimiento; su rostro cambió, sus cejas se encorvaron, sus labios se fruncieron, su boca se cerró y unas pequeñas arrugas tomaron por sorpresa y para siempre la película que yacía debajo de sus pupilas.
Ella era bonita, era…

La camioneta aguardaba en la entrada, un hombre de tez oscura se bajó y emitió un grito:
— ¡Ya puse los bolsos en el baúl!

Ella sintió otra vez, como siempre, en su nariz, el peso de unos lentes en los que se proyectaban películas absurdas, barbaridades; lo que se dice otra realidad que llevaba perpetua mente consigo, como el manojo de llaves que aferraba con furia en su mano derecha sin saber por qué.

El hombre volvió a gritar y no obtuvo respuesta, se acercó veloz, notó su palidez y la tomó de un brazo preguntándole si estaba bien. Ella no contestaba, él insistía, la zamarreaba, ella no respondía y entonces la cacheteó.


—Me robaron un pedazo— susurró ella, como si acabara de abrir los ojos después de un largo sueño— ¿No te das cuenta?
— ¿Que decís? — preguntó él.
—No sé cómo explicarte.
—Respirá, respirá y decime qué te pasa, mi amor.

Ella respiró profundo, miró el cielo, la casa, el jardín, la camioneta en la puerta, los bolsos, las llaves hundidas en su mano, la cara de su marido, la oscuridad y dijo:
—Nada, dejá. Es que cuando sonrío con ganas, termino por marearme, se me nubla la vista.
El no entendió.

En silencio y sin echar un último vistazo, los dos se subieron a la camioneta, el motor se adueñó de los oídos y, poco a poco, a medida que el regreso se apoderaba de ellos, ella se fue quedando dormida con un pequeño trozo de papel entre los dedos.

Pero el hombre seguía manejando con los ojos clavados en la ruta, ya no leía más que la sección deportiva de los domingos y ella soñaba a su lado, soñaba que arrancaba hojas de un libro para comérselas una por una.
GRACIAS POR VISITAR ^^LA VOMITONA^^